Así, un musulmán se esfuerza por rendir a las órdenes de Dios cada paso del camino. No hay distinción hecha entre la vida diaria y la religión o la política.
Las creencias básicas de los musulmanes son: creencia en Dios, sus ángeles, sus libros revelados, sus mensajeros y el Día del Juicio, y afirmación del destino, y del Decreto Divino, para lo bueno y lo malo de los cinco pilares del islam en los cuales se fundan la vida de un musulmán son:
El Testimonio de que no hay quien merezca culto salvo Alá. Traducido en español (La divinidad) y que Mahoma es su mensajero.
Establecimiento de las cinco oraciones diarias (Salaah).
El pago del azaque, que es generalmente el 2,5% de los ahorros anuales para un hombre rico que trabaje en el comercio o la industria y el 10% o el 20% de la producción para los agricultores. Este dinero o productos es distribuido entre los pobres.
Abstención de comer, desde el amanecer al anochecer en el mes de Ramadán (Sawm).
La peregrinación (Hajj) a la Meca durante el mes de dhu l-hiyya, que es obligatoria una vez en la vida para quien tenga la capacidad de hacerla.
Empieza después de la muerte de Mahoma en 632. La religión musulmana tiene más de catorce siglos y es una de las más grandes religiones mundiales. La Filosofía islámica antigua es ampliamente acreditada como el puente vital entre la civilización greco-romana clásica y los europeos del Renacimiento. Lo que los europeos llaman la "Época Oscura" medieval fue de hecho la época dorada para los musulmanes y el mismo islam, que se extendió rápidamente a través de Asia hasta China en sus primeras décadas de existencia, y luego más lentamente a África e Indonesia.
Durante ese tiempo el principal idioma de la religión y la ciencia para todos los musulmanes fue el árabe y para muchos fue también el idioma de la vida diaria. Una lista de términos islámicos en árabe proporciona definiciones simples de los conceptos más importantes por los que la sociedad, la religión y la ley son regidas.
La tradición islámica se refiere a la aspiración de las tribus litolátricas de la Arabia preislámica a una vida mejor. La investigación admite la creencia en seres maléficos ultraterrenos, pero no permite vislumbrar la noción concreta de una vida futura o de la inmortalidad del alma. Se conocen algunas figuras privilegiadas del Hedjaz, anteriores a Mahoma, que profesaron un monoteísmo no identificable con el judío ni con el cristiano, que rechazaron las creencias y prácticas de sus contemporáneos, y que luego se mantuvieron apartadas de la renovación islámica. Se ha pensado que estas figuras se inspiraron en los gnósticos. La tradición les llama hanifs. De hecho, son precursores que preparan el ambiente para la labor sintetizadora de Mahoma, aunque luego disientan del profeta.
El Profeta del
A los veinticinco años, cuando ya se hallaba entrenado en el negocio caravanero, casó con una viuda rica, Jadicha, cuarentona, de la que tuvo varios hijos, sobreviviéndole tan sólo su hija Fátima, que casó con Alí. Del matrimonio del primo de Mahoma con su hija, surgiría la familia de los descendientes legítimos del profeta. "Abul Feda, príncipe de Hama a comienzos del siglo XIV, describe de este modo a Mahoma: era de talla mediana; tenía la cabeza grande y muy fuertes las manos y los pies; era de recios huesos y cuerpo vigoroso; su barba espesa, la color rosada, los ojos negros, muy agradable y noble rostro, lacio el cabello y el cuello blanco y terso como el marfil".
A los treinta años de edad (601 d.C.) experimentó una crisis espiritual en la que "recibió" el Corán, tras visiones nocturnas en las que "la sabiduría eterna selló sus leyes" (Corán 44,3). El destino humano le preocupaba: "Los incrédulos dicen: sólo tenemos una muerte que sufrir y no resucitaremos" (Corán 44, 33 y 34). El pensamiento en el más allá motivó su conversión: "Acuérdate del nombre de tu Señor y sepárate de todos los demás, para entregarte por completo a Él" (Corán 73,8). "Él es el Señor del Oriente y Occidente; no hay más Dios que Él: tómale pues, oh Mahoma, por tu patrono" (Corán 73,9). Esta afirmación monoteísta y la creencia en la resurrección, que aparecen en el judaísmo y en el cristianismo, debían significar una ruptura con el pasado preislámico y erigirse en puntos clave de la nueva religión.
Cuando Mahoma, percatado de su misión, que creía inspirada por Dios a través del arcángel Gabriel, empezó a predicar en La Meca, chocó con la indiferencia de sus conciudadanos y muy pronto, con la oposición abierta de los ricos, a quienes molestaba su mensaje de justicia social. Allá, clemente y misericordioso, le llevó durante la noche "al templo lejano de Jerusalén (la tercera ciudad santa de los islamitas), cuyo recinto bendijo para hacerle ver sus milagros" (Corán 17,1). Esta división debía reconfortarle, pero el número de prosélitos seguía siendo exiguo, reducido al círculo de sus parientes y amigos íntimos. Dos de éstos, Abu Bekr y Omar, espíritus resueltos, figuraban entre sus primeros seguidores.
Tras un intento de hacer conversos entre los habitantes de Taif, entró en contacto con árabes de Yatrib que le invitaron a ir a su ciudad. La Emigración o hégirade La Meca a Yatrib tuvo lugar el 16 de julio del año 622, fecha que señala el inicio del calendario musulmán. Mahoma contaba entonces cincuenta y un años de edad, e iba a cambiar de táctica. A la finalidad puramente espiritual de conversión de los árabes añadía el recurso bélico. Yatrib que sería desde ahora la "ciudad del profeta" (Madinat al-Nabi) o Medina, se convertiría en centro de sus
Los medineses le apoyaron con tesón. Mahoma procuró, de momento, contemporizar con los judíos, arbitrar entre las distintas tribus rivales y dar unidad al pueblo árabe, declarando el vínculo de la fe islámica superior al de la sangre.
El Islam se iba a convertir en una teocracia capaz de humillar a los infieles. Los joraichitas fueron los primeros en experimentarlo en Badr (624), dedicándose a preparar la revancha desde La Meca y logrando derrotar a los musulmanes en Uhud (625). Mahoma, herido en la refriega, se rehizo pronto y reavivó el ánimo de sus gentes lanzándolas a asaltar las caravanas mequesas. Beduinos del desierto y abisinios acudieron a la llamada de La Meca para aniquilar las huestes de Mahoma, bloqueándolas en Medina (627) durante un mes y retirándose más tarde sin haber pasado el foso que mandara construir el profeta para proteger la ciudad.
El fracaso de los atacantes permitió llegar a una avenencia con los poraichitas mequeses. Mahoma ensayó la vía diplomática y entró en tratos con La Meca, en espera de poder conquistarla. Casó incluso con Umm Habiba, hija de un joraichita notable, Abu Sufyan, y éste le facilitó la entrada en la ciudad (630). Dos años después de su retorno a La Meca, cuando contaba sesenta y uno de edad, el 8 de junio del 632, falleció el profeta en Medina. A su muerte, tan sólo la región del Hedjaz podía considerarse bastante islamizada. El espíritu tribal revivió. Los beduinos se separaron. La sucesión fue discutida, recayendo al fin en el padre de la favorita del profeta, Aicha, y amigo íntimo en los momentos duros de los comienzos de la predicación islámica: Abu Bekr, primer califa o vicario del profeta.
La doctrina predicada por Mahoma fue recogida en el Corán, libro sagrado de los musulmanes y en el conjunto de la Sunna o Tradición islamita. El Profeta no redactó obra alguna; se había limitado a predicar el Islam, religión nueva cuyo principio básico consiste en la sumisión plena a la voluntad de Alláh, el Dios único.
El Islam iba a triunfar sobre el paganismo de los árabes, asimilando en parte sus tradiciones y lograría una expansión rápida por Occidente y Oriente. Antes de examinar estos aspectos, no obstante, conviene que nos detengamos un poco en la esencia de su doctrina.
La profesión de fe ( XAHÁDA ), RESUME LA EXPRESIÓN DE LA FE ISLÁMICA EN LA FRASE: "No hay más Dios que Alláh y Mahoma es su profeta". El Corán la glosa así: "¡ Oh fieles!, creed en Dios, en su Enviado, en el libro que Alláh envió a su profeta Mahoma y en las escrituras que envió antes. Pues el que no creyere en Dios, en sus ángeles, en sus libros, en sus profetas y en el juicio final, se halla en un error lejano de la verdad" (Cor., 4,135). El poderío de Dios es infinito (Cor., 11,4), pero "el Señor es el más equitativo de los jueces (Cor., 10,109), es clemente y misericordioso" (Cor., 10,107)
Acaso la mejor expresión de fe en Alláh se halle en el siguiente versículo: "El que busca la verdadera grandeza la encuentra en Dios, fuente de donde manan todas las perfecciones": (Cor., 35,11)
La oración (SALÁT): Elevad plegarias, haced limosnas, inclinaos sumisos ..." (Cor., 2,40). "Queremos que el lugar a donde tu diriges tus ruegos te sea grato. Vuelve tu frente hacia el templo de Haram (la mezquita sagrada de La Meca). En cualquier lugar donde te halles, dirige tus miradas hacia el santuario augusto". (Cor., 2,139) "¡Oh, creyentes! No oréis cuando estéis embriagados; esperad a poder comprender vuestras plegarias. No oréis tampoco cuando estéis sucios. . . frotaos el rostro y las manos con polvo si no tenéis agua". (Cor., 4,46). "Cumplid con todas las oraciones; pues la oración prescrita a los creyentes tiene fijadas diferentes horas". (Cor., 4,102). "Haced la oración al nacimiento del día, a la puesta del sol y por la noche". (Cor., 11,116). "Entrégate a la oración, desde el momento en que empieza a declinar el sol, hasta que haya entrado la oscuridad de la noche; y a la lectura del Corán en la aurora..." (Cor., 17,79). "Cumplid exactamente las plegarias, sobre todo las del mediodía. Alzaos y rogad con devoción. Si tuviereis miedo podéis hacer la plegaria marchando, ya a pie ya a caballo..." (Cor., 2,239 y 240).
Pero, en la azora de la caridad añade: "¡Desgraciados de los que hacen la oración y la hacen con negligencia! O la hacen por ostentación, y se niegan a socorrer a sus semejantes": (Cor., 107, 4-7)
"¡Oh creyentes! Está escrito que seréis sometidos al ayuno como lo fueron vuestros padres, a fin de que temáis al Señor. Los días de ayuno son contados, y el que estuviera enfermo o en viaje, ayunará después un número de días igual" (Cor., 2, 179 y 180). "El mes del Ramadán, en el cual el Corán ha descendido del cielo para ser la guía, la
"... dad limosna; el bien que hagáis lo hallaréis cerca de Dios, que ve vuestras
"Cumplid la peregrinación a La Meca, por lo menos una vez a la vida, y la visita al Templo, en honor de Dios. Si tenéis impedimento, ofreced al menos un pequeño regalo. No afeitéis vuestras cabezas hasta que las víctimas hayan llegado al lugar donde deben ser inmoladas. Quien por enfermedad u otro accidente, se viera obligado a afeitarse antes de este momento, tendrá por expiación el ayuno, la limosna o la ofrenda. Cuando ya no tenga nada que temer, aquel que emprende el peregrinaje a La Meca, ofrecerá, después de haber visitado los santos lugares, tanto como su peculio le permita. Y quien nada pueda ofrecer, ayunará tres días durante el viaje y siete después de su regreso ... La peregrinación se hará en los meses prescritos... Tomad provisiones para el viaje y sabed que la mejor provisión es la piedad... Cuando regreséis del monte Arafat, acordaos del Señor cerca del momento de Haram. Haced en seguida procesiones en los lugares donde los otros las hacen e implorad la clemencia del Señor". (Cor., 2, 192-195).
Un sexto precepto cabe añadir a los cinco apuntados: el de la Guerra Santa o Jihad. "Combatid por la defensa de la fe..." (Cor., 2,245). "Combatid con denuedo bajo los estandartes de Dios...".(Cor., 22,77). "Combatid a vuestros enemigos en la guerra encendida por la defensa de la religión; pero no ataquéis los primeros. Dios niega a los agresores. Matad a vuestros enemigos donde quiera que los encontréis..." (Cor., 2, 186 y 187). "Combatid... hasta que el culto divino se haya restablecido". (Cor., 2, 189). "Si morís u os matan combatiendo en la senda de Alláh, os espera su misericordia, que es mejor que las riquezas mundanas que atesoráis". (Cor., 3, 158). "No digáis que esos que han caído luchando bajo los estandartes de la ley, han muerto. Al contrario, viven aunque vosotros no los sentís". (Cor., 2, 149)
Mahoma promete a sus creyentes como recompensa futura, ultraterrena, el goce infinito en el Paraíso. "Aquellos que hagan oración, que sirvan y elogien al Señor, que le adoren, que ayunen, que ordenen la
"... Los que han tratado de embustes los signos del cielo y los deprecian, no entrarán en el Paraíso hasta que pase un camello por el agujero de una aguja. El infierno será su lecho, cubierto con mantas de fuego..." (Cor., 7,41-42), "y nunca podrán salir de él". (Cor., 4,120)
El Corán es para los musulmanes, además, el código moral, civil y penal. Los preceptos sociales de la ley coránica, regulan la alimentación, prohiben el uso del vino y el consumo de carne de cerdo, los juegos de azar, "la suerte de las flechas", la caza en ciertas condiciones, etc. Fijan también la condición de la mujer, prescriben su conducta, reglamentan el matrimonio (se permite al musulmán tener cuatro esposas legítimas y las esclavas que pueda mantener), el adulterio, el repudio, etc. El conjunto de normas que alla establecido para la conducta de los creyentes constituye la Ley musulmana o Xaríah. La ley islámica es, pues, la expresión de la voluntad de Alláh y en consecuencia precisa sólo de intérprete y de ejecutor. Es ley revelada y Dios el único legislador.
Además del Corán, los islamitas sunnitas poseen en la "costumbre" o "tradición" (Sunna) una segunda fuente de la fe y de la ley. No siempre todos se hallan de acuerdo en su
A su vez, los comentarios y narraciones, tendentes a precisar y valorar la Sunna, pasaron de boca en boca y en el siglo II de la hégira dieron lugar al florecimiento del Hadith, regalo piadoso, en general breve y concreto, en que se refieren hechos atribuidos al profeta y a sus compañeros. El proceso de transmisión de los hadith solía señalarse siempre cuando estos relatos se fijaban por escrito. Se consideraba importante este extremo, puesto que en los hadith se recogen sentencias de Mahoma y se precisan muchos aspectos íntimos de su vida y actuación (qué comía, cómo vestía, etc.). Las distintas facciones políticas los han aprovechado para sus conveniencias y por ello la crítica ha debido desplegar una actividad intensa, en busca de la autenticidad de estos hadith, para desenmascarar falsificaciones interesadas.
Las luchas internas ensangrentaron por unos momentos el naciente
El Irak y la Persia de los sasánidas se convirtieron en otros tantos objetivos en la década del califa Omar (634- 644). Sad, jefe de las tropas del califa, ocupó Ctesifonte (637), capital del imperio sasánida, y recibió la sumisión del Irak. Cayeron, sucesivamente, Mosul (641) y Persépolis (649), pero no se alcanzaron los límites orientales del antiguo imperio persa hasta el 652. El campamento militar de Kufa se convirtió en la primera capital musulmana del Irak.
La conquista de Egipto, Trípoli y Barca, fue obra del ímpetu del joraichita Amrú. Comenzada el año 639, culminó con la entrada en Alejandría (642), capital de la hasta entonces provincia bizantina de Egipto. Los coptos (monofisistas) apoyaron a los musulmanes, quienes establecieron su centro administrativo en Al-Fustat (el campamento).
Desde Egipto y Siria se organizaron las flotas islámicas que en 655 debían derrotar a la marina de Bizancio poniendo fin a su predominio en el Mediterráneo. Y desde Egipto también, avanzaron las huestes musulmanas hacia el oeste ocupando la región de Barca, Trípoli y Cartago; y hacia el sur hasta Nubia. Desde Siria se conquistó Capadocia (647), Frigia y Armenia (653). Mientras tanto a Omar le había sucedido Otmán (644-656) que acabó sus días asesinado, entablándose una lucha por el poder en la que Alí salió triunfante. pero el gobernador de Siria, Moavia, rehusó reconocerle y se alzó contra él, obligándole a trabar combate en la llanura de Siffin (657) y a recurrir luego a un astuto arbitraje en que Alí fue depuesto.
El templo islámico o mezquita fue en los primeros tiempos un simple patio rectangular, a cielo abierto, cercado por un vallado de cañas o por cuatro paredes de arcilla. Pronto se le añadió una especie de techo periférico de hojas de palmera y barro, que más tarde se convertiría en un patio forticado. Un púlpito de madera ( mimbar), más o menos sencillo, constituía todo el mobiliario.
En sus conquistas, los árabes entraron en contacto con pueblos de gran técnica arquitectónica y asimilaron elementos distintos ( romanos, sirios, bizantinos, persas, hindúes, egipcios, etc.) que les permitieron crear sus obras de arte. Con el tiempo se convirtió la mezquita en edificio cubierto, con nicho de base semicircular o capilla (mihrab) en una de sus paredes para dar a conocer la dirección en que debían dirigirse las oraciones, con la fuente para abluciones y con el "minarete" o torre para que el almuédano pudiera anunciar a los creyentes las horas del rezo. El mihrab pasó a ser el lugar más respetado del templo, y el patio, se conservó en general, a modo de antesala. Las filigranas decorativas, inscripciones coránicas, cúpulas y columnas, cortinas, lámparas y esteras fueron los únicos adornos. El santuario de La Meca y la mezquita de Mahoma en Medina, sirvieron de modelos iniciales, pero luego se adaptaron tradiciones de los países conquistados, se aprovecharon templos de otras religiones o elementos de los mismos y las mezquitas pasaron a ser edificios grandiosos, bellos y decorativos.
El viernes de cada semana, día santo de los islamitas, día santo de los islamitas, es el destinado a la oración solemne en la mezquita, presidida por el propio califa en
No existe, propiamente, un sacerdocio islámico y el islamismo carece de liturgia. Tan sólo los sufíes, organizan ceremonias que incluyen el rezo de letanías, cantos y danzas, pero éstas no son comunes a todos los sufíes, sino exclusivas de cada comunidad. Los almuédanos o servidores de las mezquitas no precisan de formación especial con tal que conozcan la lengua árabe. La enseñanza del árabe comienza todavía con la lectura y recitación de memoria del Corán, lo cual implica un conocimiento directo del libro sagrado por parte de los jóvenes islamitas cultos.
Como es fácil suponer, estas prácticas se hallan en la antigua tradición de la época omeya y pueden considerarse plenamente tradicionales.
Las cuatro escuelas ortodoxas
Las cuatro escuelas jurídicas islámicas consideradas ortodoxas en su interpretación de la ley musulmana, se desarrollaron a partir de los siglos VIII y IX, la gran época "formativa" del islamismo, alcanzando la actualidad.
La
La escuela hanafí o siria-iraquí, fundada por el iman Abu Hanifa (m. 767), alcanzó gran predicamento en los países turcos, en Asia central y en la India islamizada. Su método tiende a tomar el Corán como base y comparar las sentencias de los jueces buscando "analogías", con lo cual valora el razonamiento individual (rai) como fuente de la Ley, y permite seleccionar la sentencia mejor, en caso de oposición entre la base coránica y la tradición local. Esta actitud disminuye, de hecho, el valor de la Sunna puesto que el creyente debe seguir siempre la sentencia "mejor", prescindiendo o relegando a un segundo término las restantes relativas al objeto considerado. La actitud selectiva personal quedó restringida, por obra del mejor discípulo de Hanifa, Abu Yusuf (m.798), a los casos jurídicos estrictamente necesarios.
La escuela hanbalí, ideada por un discípulo de ash-Shafií, el iman Ahmad ibn Hanbal (m. 855) partiendo en parte de la tendencia dahrí, literalista o zahirí tuvo muchos adeptos en Siria y en Mesopotamia. Es la más rigorista, la más tradicional y la que menos se presta a interpretaciones libres del derecho coránico, pues acepta sólo el Corán y la Sunna, rechaza la analogía y reduce la validez del ichmá al caso del consenso unánime de los compañeros directos del profeta.
Todo buen musulmán debe pertenecer a una de estas cuatro escuelas y puede pasar de una a otra debe pertenecer a una de estas cuatro escuelas y puede pasar de una a otra con libertad. Pero todas deben aprobar las resoluciones que afecten a la generalidad del mundo islámico. Los ulemas son intérpretes autorizados de la Ley a los que pueden recurrir los creyentes. Y entre los ulemas ocupan una categoría especial los muftíes, intérpretes de la ley encargados oficialmente de dar soluciones a los problemas o dudas que se les planteen. El cadí o juez, titular de un juzgado, es escogido entre los ulemas.
La muerte del profeta ocasionó una crisis. Él murió sin dejar un hijo varón y sin designar claramente un sucesor. El sucesor del profeta sería un gobernante, un califa. No obstante, la cuestión de quienes eran los verdaderos sucesores de Mahoma, se convirtió en causa de divisiones en las filas del Islam.
Antonio Guzman Blanco
Antonio Guzman Blanco (conflictos con la Iglesia)